La Cisterna Basílica es una de las múltiples cisternas que hay en Estambul. Las cisternas son depósitos que se construyeron para que la ciudad tuviera reservas de agua en caso de ser atacada

El rincón de Jesús y Mariví

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ESTAMBUL

   Caótica y serena, con casi 15 millones de habitantes Estambul es la ciudad más grande de Turquía. Ningún visitante quedará indiferente con los contrastes de una ciudad demasiado oriental para ser europea y excesivamente occidental para ser asiática. En Estambul te encuentras ante esta histórica y animada ciudad situada entre dos mares, el Mar de Mármara y el Mar Negro; entre dos continentes, Europa y Asia; y entre dos mundos, el tradicional y el moderno.

      

Realizamos las visitas más importantes de esta bella ciudad:

Mezquita de Suleiman

   

La Mezquita de Suleiman domina una de las siete colinas de Estambul, la más alta, de igual manera que su impulsor Solimán el Magnífico ha dominado la memoria de los otomanos y la imaginación de Occidente. Él fue, seguramente, el sultán que la historia ha recordado como el más exitoso, el mejor ejemplo de una saga de sultanes dedicados a su trabajo, preocupados tanto por la guerra como por las leyes, por el arte como por el comercio.

Cuando, tras la conquista de Constantinopla, los otomanos construyeron el Palacio Topkapi, el antiguo palacio bizantino quedó obsoleto. Más tarde, Solimán decidió levantar en este mismo lugar su gran monumento al Islam, y para ello contrató al mejor arquitecto e ingeniero de su época, Mimar Sinán. Él mismo decidió tomarse el trabajo tan en serio como para dormir en el interior de la Mezquita de Suleiman parte del tiempo que duraron las obras. Su misión entonces era realmente ambiciosa: superar a Santa Sofía y, en especial, a su grandiosa cúpula.

Es preciso tomarse algún tiempo para admirar el patio de la mezquita, ya que es absolutamente grandioso. En sus casi 20.000 metros cuadrados ya se comienza a intuir la monumentalidad del interior.

   

La Mezquita de Suleiman, diseñada por Mimar Sinan, no podía sino representar con su tamaño la grandeza y prosperidad del imperio. Para decorar su interior, Sinan optó entre otros por los mismos azulejos de Iznik (Nicea) que medio siglo después darían su color a la Mezquita Azul. Dentro de ese espacio tenemos, además, más de 100 vidrieras de diferentes tamaños y formas, que prestan su luz al edificio jugando con la claridad y las sombras.

Curiosamente, en el interior de la Mezquita de Suleiman se tiene a veces la sensación de frío por el propio diseño de la misma. Las entradas de aire en la mezquita empujan el hollín de las lámparas y cirios a un sitio determinado, el cual recogían luego para hacer tinta. El eco de los pasos se extiende además por lo alto de las bóvedas, en el ambiente diáfano. La magnífica cúpula central, casi tan colosal como la de Santa Sofía,  queda flanqueada por semicúpulas que aligeran su enorme peso. En total, 53 metros de altura y unos 26 de diámetro, todo ello decorado con diseños geométricos y vegetales. Los contrapesos para la cúpula están, por otra parte, ajustados a los muros, dejando el espacio abierto a la vista.

  

Plaza de Sultanahmet

Es el corazón de Estambul. Situada entre Santa Sofía y la Mezquita Azul, es el lugar ideal para tomar el pulso a la ciudad. Aquí se puede escuchar el sobrecogedor canto del muecín llamando a la oración. A un paso se encuentra el Hipódromo de Constantinopla, un espacio que un día estuvo dedicado a espectáculos hípicos y que llegó a acoger a más de 100.000 espectadores hasta la toma de la ciudad por los otomanos. En uno de sus extremos se encuentran la Columna de Constantino y el Obelisco de Tutmosis III, el monumento de mayor antigüedad de Estambul.

Santa Sofía

Santa Sofía es la imagen más conocida de Estambul, una imagen que ha vivido la historia de la ciudad desde hace casi 1.500 años. Es una obra maestra del arte bizantino. Santa Sofía o, como la llaman los turcos, Ayasofya, es el símbolo de Estambul. Entre 1204 y 1261, Santa Sofía fue la iglesia del Papa. En 1453 fue tomada por el Imperio Otomano y convertida en mezquita. Los otomanos dotaron a la iglesia de cuatro minaretes, una escuela teológica y un comedor público. En 1935, Atatürk transformó el templo en un museo.

   

Situada en el punto más alto de Estambul, Santa Sofía define la panorámica de la ciudad. Sus cuatro minaretes y su cúpula de más de 30 metros de diámetro son la imagen más característica de la metrópolis turca. Es el gran emblema de Estambul. Esta mezquita fue construida durante el mandato de Justiniano, entre los años 532 y 537 y representa una de las grandes obras del arte bizantino. Después de tener funciones de iglesia durante 900 años, en 1453 fue reconvertida en mezquita, con cuatro grandes minaretes. Fue Ataturk quien transformó el templo en un museo, pero recientemente, en 2020, recuperó de nuevo su función de mezquita. Tiene una gran cúpula de 30 metros de diámetro y su interior es impresionante. En la actualidad, los mosaicos de la segunda plata y sus grandes medallones están escondidos detrás de unas cortinas.


 

 

El interior de Santa Sofía es sobrecogedor: las dimensiones de la sala principal (70 por 74 metros), la iluminación difusa, los enormes medallones decorativos y las columnas monolíticas te dejarán con la boca abierta.

      

Mezquita Azul

La Mezquita Azul es la mezquita más importante de Estambul. Su nombre en turco es Sultanahmed Camii, Mezquita del Sultán Ahmed, ya que fue construida por el Sultán Ahmed I entre 1609 y 1616. Fue inaugurada en el año 1617 durante el mandato de Mustafá I. Aunque a simple vista parece tener unas dimensiones similares a Santa Sofía, viendo las medidas reales vemos que es aproximadamente la mitad. La cúpula central tiene 23 metros de diámetro y 43 metros de altura. La Mezquita Azul cuenta con seis minaretes lo que, en el momento de su construcción, provocó mucha polémica, ya que la Meca también tenía seis. Posteriormente y para apaciguar a los fieles, en la Meca se construyó un séptimo minarete para marcar la diferencia.

 

Al entrar en la Mezquita Azul se entiende el por qué de su nombre: hay más de 20.000 azulejos de color azul que adornan la cúpula y la parte superior de la mezquita. Todos los azulejos fueron llevados de la ciudad de Iznik (Nicea).

   

Hipódromo Romano

Junto a la mezquita Azul se encuentra la Avenida del Hipódromo donde se encuentra el ovelisco egipcio( el monumento más antiguo de Estambul, ya que data de la época romana), la columna serpentina y el obelisco amurallado.

   

Algunas columnas y obeliscos atraen a los visitantes que se acercan a la plaza de Sultanahmet. Se encuentra en el corazón de Estambul –antes Constantinopla; aún más atrás, Bizancio–. Y sus piedras conservan la memoria de los tiempos en que allí se levantaba un famoso hipódromo. Este rincón arbolado, rodeado por los más importantes monumentos turísticos de la ciudad, es como una especie de pasadizo al ayer, a la época de magia y esplendor del viejo Bizancio.

Queda muy poco del grandioso monumento. Fue destruido por los cruzados a su paso por la antigua Constantinopla. Lo que fue la pista original está dos o tres metros por debajo de la actual plaza. De ella brotan los escasos y valiosos elementos arquitectónicos que se conservan. Hace falta un poco de imaginación para recrear la emoción de los ciudadanos de antaño al asistir a las carreras de cuadrigas, así como a otros espectáculos que se celebraban en el lugar.

Del antiguo hipódromo se conserva también la base de la columna Serpentiforme, denominada también el Trípode de Platea. En su día fue de lo más llamativo del lugar. Se encontraba en el templo de Apolo en Delfos y celebraba la victoria de los griegos sobre los persas durante las Guerras Médicas en el siglo V a.C. Constantino I ordenó trasladarla a Constantinopla para adornar el centro del hipódromo. Su parte superior constaba de una bola dorada sostenida por tres cabezas de serpiente. La bola desapareció en la Cuarta Cruzada y algunas partes de las cabezas se pueden ver en el Museo Arqueológico de Estambul.

En el entorno se sitúa también el obelisco de Constantino. La fecha de su construcción no se conoce con exactitud, pero en el siglo X fue restaurada por orden de Constantino VII. En su día se situó en el extremo sur del hipódromo. Mide 32 metros y consta de distintos bloques de piedra. Inicialmente estaban cubiertos con placas de bronce doradas que representaban las victorias de Basilio I, abuelo del mandatario. Estas fueron robadas durante la Cuarta Cruzada y se utilizaron para acuñar monedas.

La pista del hipódromo estaba decorada con solemnes estatuas. La monumental puerta de entrada se coronaba con un grupo de carrozas de bronce dorado. Todo fue saqueado en 1204, aunque sobrevive la representación de una cuadriga con cuatro caballos, realizados en bronce, que hoy adorna la Basílica de San Marcos en Venecia.

               

Cisterna Basílica

La Cisterna Basílica es una de las múltiples cisternas que hay en Estambul. Las cisternas son depósitos que se construyeron para que la ciudad tuviera reservas de agua en caso de ser atacada. La cisterna de Yerebatan (Yerebatan Sarnıcı, su nombre en turco) tiene unas dimensiones de 140 por 70 metros y se calcula que podía almacenar unos 100.000 m3 de agua.  La Basílica Cisterna tiene 336 columnas de 9 metros de altura. Los estilos de las columnas son muy variados, ya que fueron reutilizadas de antiguas estructuras y monumentos.

     

Entre las 336 columnas de la basílica hay dos que tienen como base una cabeza de Medusa, el ser mitológico que convertía en piedra a quien mirara.

       

 Palacio Topkapi

El Palacio Topkapi es el mejor reflejo de la época imperial en Estambul y simboliza el poder que alcanzó Constantinopla como sede del Imperio Otomano. La construcción del Palacio Topkapi comenzó poco tiempo después de que Mehmed II tomara Constantinopla. El palacio inicial fue inaugurado en 1465. Durante las décadas siguientes el palacio fue ampliado por los diferentes gobernantes.

  

En sus 700.000 metros cuadrados, el Palacio Topkapi cuenta con cuatro patios y múltiples edificios en su interior: sala de armas, cocina, establos reales, tesoro y muchos más.

    

        

El Harén era el lugar donde residía el Sultán, su familia y un conjunto de entre 500 y 800 mujeres de alto nivel cultural adiestradas en ciertas habilidades. La Reina Madre era la máxima responsable del Harén.

      

 

          

Plaza Taksim

  

Considerada el corazón de la moderna Estambul, la Plaza Taksim (Taksim Meydani) está situada en la parte europea de la ciudad, en un importante distrito comercial, turístico y de ocio conocido por sus restaurantes, tiendas y hoteles.

Debido a la gran relevancia de la plaza en la ciudad, es el lugar favorito para la celebración de eventos públicos y celebraciones sociales, aunque también es conocida como punto de partida de diferentes manifestaciones políticas que en numerosas ocasiones terminaron de forma violenta.

    

La Plaza Taksim es una zona repleta de bares, restaurantes y algunos de los hoteles más lujosos de la ciudad. En la plaza se conservan el Monumento al Aguador y el Monumento a la República.

De la plaza surge una de las principales arterias comerciales de la ciudad, Istiklal Caddesi (Avenida de la Independencia), una agradable calle peatonal que se puede recorrer utilizando el tranvía nostálgico, que llega hasta la estación del Funicular de Tünel.

 

Torre Gálata

La Torre Gálata (Galata Kulesi) es una de las torres más antiguas del mundo. Desde su parte más alta se obtiene una de las mejores vistas de Estambul. La primera Torre Gálata fue construida en madera en el año 528 para servir como faro. En 1348 fue reconstruida por los genoveses con el nombre de Torre de Cristo.

   

Su altura, de tan sólo 61 metros, no es lo que más llama la atención de sus medidas. Lo que resulta sorprendente es el diámetro y la anchura de las paredes. El diámetro de la torre en la base es de 16,5 metros en el exterior y de 8,9 metros en el interior. Esta diferencia indica que los muros tienen una anchura de 3,7 metros en la base. Desde su torre las vistas son extraordinarias.

 

Puente Galata

   

El Puente Gálata (Galata Köprüsü) es un puente basculante de 490 metros de longitud que se encuentra ubicado en el estuario conocido como el Cuerno de Oro, uniendo el viejo Estambul con la zona más moderna.

En la actualidad en el nivel inferior del Puente Gálata de Estambul existen varios restaurantes y cafeterías en los que, además de degustar los pescados más frescos y otros platos típicos turcos, resulta agradable contemplar el ir y venir de los transbordadores mientras los pacientes pescadores venden su captura a los restaurantes.

Foto desde el puente Galata

El Gran Bazar

Fundado en 1483 es un laberinto de calles cubiertas por bóvedas de un tamaño enorme donde hay de todo. No hay turista que no se pasee y compre un recuerdo en el mercado más grande y antiguo de Estambul. Basta decir que tiene más de 3.600 tiendas repartidas en 45.000 metros cuadrados y que en él trabajan unas 20.000 personas. Sus orígenes datan de los tiempos de Mehmed II, que construyó muy cerca de su palacio el antiguo bazar. Para acceder al recinto, hay nada menos que 22 puertas y todo su entramado se reparte en torno a 64 calles. Aquí podrás encontrar y comprar de todo: artesanía, joyas, ropa, alfombras… Eso sí, es obligatorio regatear.

 

 

Bazar Egipcio o de las Especias

Se construyó en 1600 como parte del complejo de la Mezquita Nueva para le venta de especias, muchas de ellas traídas de Asia. Aunque ahora se venden otras cosas aparte de las especias, el olor que se respira por todo el bazar , hace que merezcan la pena su visita.

  

   

También realizamos una excursión por el Bósforo. En Eminonu está la estación central de barcos donde se compra un billete para ir en el transbordador de los Servicios Marítimos de Estambul caracterizados por su gran tamaño y chimeneas amarilla y blanca. El trayecto de ida dura unas tres horas y media y el de vuelta es algo más corto, unas tres horas. A pesar de la duración del trayecto, el viaje no se hace largo. Los primeros minutos servirán para observar los lugares ya conocidos en las visitas a Estambul, como Santa Sofía, la Mezquita Azul y el palacio de Topkapi. Después, se quedarán atrás el palacio de Dolmabahçe, la mezquita de Ortaköy y el palacio de Çiragan.

  

      

  

Frente a la mezquita de Dolmabahçe.TTras dejar atrás el edificio de la universidad de bellas artes Mimar Sinan y la terminal de ferris de Kabataş, teníamos a la vista la mezquita de Dolmabahçe. Un edificio de planta típicamente otomana, con la característica bóveda y minaretes, construido a mediados del siglo XIX. Por lo demás, la mezquita es una curiosa mezcla de estilos barroco, rococó e imperio, aderezados con caligrafía árabe.

    

Apenas unos metros al este de la mezquita encontramos el palacio homónimo, construido entre 1842 y 1853, durante el sultanato de Abdülmecid I. Interesado en la cultura occidental y hablante de francés, el sultán quiso construir un palacio al gusto europeo. Aunque las finanzas de su decadente imperio no fueran capaces de sufragar el ingente gasto. Entre otros lujos, contiene el candelabro de cristal de Bohemia más grande del mundo. Fue la última residencia de los sultanes otomanos, hasta la proclamación de la república en 1924. También moriría entre sus muros Mustafa Kemal Atatürk, el fundador del moderno estado turco, el 10 de noviembre de 1938.

  

Aunque nuestra siguiente escala volvía a estar en la orilla asiática del estrecho, avanzábamos ceñidos a la costa europea, que alcanzamos prácticamente a la altura de la hermosa Büyük Mecidiye Camii. Una mezquita levantada por orden de Abdülmecid I para hacer las funciones de templo de su flamante palacio. Se finalizó en 1856 y es un espléndido exponente de la peculiar variante otomana del estilo neobarroco.

En apenas unos minutos, navegábamos bajo el más antiguo y meridional de los tres puentes que, en la actualidad, atraviesan el Bósforo. Su longitud total es de 1.560 metros y la luz de 1.074. En 1973, cuando fue inaugurado, tenía el cuarto vano central más grande del mundo. Todos los años, en el mes de noviembre, lo atraviesa un maratón. El único que permite correr entre dos continentes. En 2016 fue renombrado como «Puente de los Mártires del 15 de abril», en recuerdo de los civiles que perdieron la vida durante el intento de golpe de estado de aquel mismo año, cuando un tanque se posicionó en el puente y disparó sobre la población.

Pasamos frente a la mole de Rumelihisarı. El imponente castillo construido por orden de Mehmed II durante los prolegómenos del asedio de Constantinopla. La fortaleza se levantó en tan solo quince meses, aprovechando el punto más angosto del Bósforo, donde éste apenas alcanza los 660 metros de anchura. Justo frente a otra fortaleza otomana, de finales del siglo XIV, en la orilla asiática. Entre ambas, debían controlar el paso por el estrecho, privando a Constantinopla de los vitales suministros de grano procedentes de la actual Ucrania.

Sus enormes cañones fueron puestos a prueba por primera vez el 26 de noviembre de 1452, menos de tres meses después de la finalización de la obra, cuando el capitán veneciano Antonio Rizzo intentó forzar el paso con un cargamento de grano destinado a la ciudad. Su galera fue hundida por un gran proyectil de piedra y toda la tripulación pasada a cuchillo. Menos Rizzo, que sufrió una ejecución bastante más desagradable. En aquellos tiempos, los otomanos llamaban al castillo Boğazkesen. Un nombre que se podría traducir como «el cortador del estrecho» o «el cortador de la garganta», ya que en turco se utiliza la misma palabra para ambos términos.

 

Para llegar a nuestro destino final, tocaba saltar de nuevo a la orilla asiática. Esta vez, con el imponente puente de Yavuz Sultan Selim dominando el horizonte hacia el norte. Inaugurado en 2016, tiene una longitud de 2.164 metros, un vano central de 1.408 y un gálibo de 73. Dispone de 8 carriles para el tráfico de vehículos y 2 para el ferrocarril. Sus pilares, de 322 metros de altura, lo convierten en el quinto más alto del mundo. El puente estuvo envuelto en varias polémicas, por su desorbitado coste, la idoneidad de su emplazamiento o los bosques y humedales que se destruyeron durante su construcción.

Algo más al sur encontraremos la antigua academia miliar de Kuleli. El edificio fue finalizado en 1843. Dos años más tarde se convirtió en la sede de una de las academias militares otomanas. Fue utilizado como hospital durante la guerra ruso-turca de 1877-1878 y nuevamente en la primera guerra balcánica, entre 1912-1913. Abandonado al final de la primera guerra mundial, recuperó su función primitiva en 1925. La academia fue cerrada tras el fallido intento de golpe de estado de 2016.

El palacio Beylerbeyi está apenas unos metros al norte del primer puente sobre el estrecho. Se trata de una residencia de verano, construida entre 1861 y 1865, durante el sultanato de Abdülaziz I. Diseñado en estilo segundo imperio, también se utilizaba para agasajar a los jefes de estado que visitaban Estambul. Más allá de su fachada, que encontramos cubierta por un andamio, nos llamaron la atención sus dos pabellones de baño, sobre las aguas del estrecho. Uno para los hombres y otro para las mujeres.

  

Kız Kulesi, la Torre de la Doncella, la pequeña fortaleza bizantina que se levanta sobre un islote en la entrada meridional del Bósforo.

Palacio Dolmabahçe

El Palacio Dolmabahçe sustituyó al Palacio Topkapi como residencia de los sultanes desde 1856 hasta 1924, año en que se abolió el califato. El estilo del palacio es una combinación de los estilos occidentales barroco, rococó y neoclásico mezclados con el estilo tradicional otomano. El Palacio Dolmabahçe fue construido entre los años 1843 y 1856 por orden del Sultán Abdülmecid. En su construcción intervinieron cuatro arquitectos del Departamento Real de Arquitectura del Imperio Otomano.

     

Con una fachada de más de 600 metros y una superficie de 15.000 metros cuadrados, el Palacio Dolmabahçe es el edificio más grande del país. Tiene 285 habitaciones, 43 salas, 68 lavabos y 6 baños turcos. El Selamlik Es la parte, que alberga las dependencias administrativas y los salones oficiales, es la parte más llamativa de todo el palacio. Las partes más destacables son la Escalera de Cristal y el Salón del Trono. Esta última sala, por sus dimensiones (2000 metros cuadrados y 36 metros de altura) y elegancia (56 columnas y la lámpara de araña más grande del palacio), es totalmente abrumadora.

     

    

San Salvador de Chora

La Iglesia de San Salvador en Chora (Kariye Müzesi) es uno de los mejores exponentes del arte bizantino que pueden encontrarse en el mundo. Fue construida entre 1316 y 1321 según los planos de Teodoro Metoquines. Lo más espectacular de la iglesia son sus frescos y mosaicos bizantinos, ya que están considerados como los mejor conservados del mundo.

     

l igual que Santa Sofía, tras la conquista de Constantinopla por el Imperio Otomano, San Salvador de Chora fue convertida en Mezquita. En 1948 comenzó su restauración y diez años más tarde fue abierta al público como museo. Durante la época que sirvió como mezquita los frescos fueron tapados con yeso, un detalle que pudo ayudar en la conservación de éstos

     

 

El Barrio de Fener o Barrio Griego

     

Fener fue uno de los barrios más importantes y dinámicos de Estambul hasta que sus habitantes huyeron del mismo en 1821; el motivo principal fue el temor a las represalias tras el inicio de la Guerra de Independencia Griega y especialmente tras el trágico destino del Patriarca Gregorio V, quien fue ajusticiado y colgado de la puerta del Patriarcado por el Sultán Mahmut II por estar supuestamente implicado en las revueltas griegas.

El traslado al barrio de Fener del Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla, hizo que se asentase aquí un gran número de familias de origen griego; así Fener se convirtió en uno de los vecindarios más puramente griegos de Estambul y no se vio tan afectado por la política de las autoridades otomanas que solían forzar la creación barrios mixtos, mezclando a los griegos con otras minorías (armenios, judíos …) con el fin de diluir las posibilidades de una revuelta de las comunidades ortodoxas.

Los fanariotas prosperaron y muchos de sus habitantes ocuparon puestos de gran importancia en la administración otomana; la riqueza hizo que, dentro de sus limitaciones como minoría, construyesen elegantes edificios, muchos de los cuales ahora están siendo rehabilitados.

Fener fue uno de los barrios más importantes y dinámicos de Estambul hasta que sus habitantes huyeron del mismo en 1821; el motivo principal fue el temor a las represalias tras el inicio de la Guerra de Independencia Griega y especialmente tras el trágico destino del Patriarca Gregorio V, quien fue ajusticiado y colgado de la puerta del Patriarcado por el Sultán Mahmut II por estar supuestamente implicado en las revueltas griegas.

Muchas de las familias nobles fanariotas se asentarían en otros barrios y nunca volverían a Fener, iniciándose así una lenta y progresiva decadencia de la presencia griega que se agudizaría especialmente tras la I Guerra Mundial y el Pogromo de 1955.

     

En la actualidad la comunidad ortodoxa de Fener en el barrio es muy reducida y su lugar ha sido ocupado por inmigrantes procedentes de Anatolia, aunque en los últimos años muchos turcos jóvenes se han instalado en el barrio atraídos por el vitalismo bohemio que ha adquirido el mismo, asociado a los múltiples proyectos de rehabilitación que han surgido en la zona.

     

    

  

Dentro el barrio de Fener encontramos uno de los lugares más importantes de la religión cristiana: se trata del Patriarcato Ecuménico de Costantinopoli, el equivalente de San Pietro en Roma para los Cristianos Ortodoxos. La importancia histórica y simbólica de este lugar es enorme. Es una de las cinco sedes principales de la religión cristiana: según el orden jerárquico, el Patriarcato de Costantinopoli es la segunda después de Roma, seguida de Alejandría, Antioquía y Jerusalén. Por tanto, la visita de la Catedral de San Giorgio debiera ser algo imprescindible para cualquier turista en Estambul, pero probablemente ni el 1% de ellos llega aquí, ignorando su existencia.

  

 

   

Estuvimos viendo al Athletic en el campo del Besiktas

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